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El propósito de la presente obra consiste en hacer un balance de las diferentes elaboraciones intentadas en torno al concepto freudiano del objeto y ofrecer algunos esclarecimientos sobre los problemas que quedan en pie. El objeto de la pulsión mantiene con el objeto de la percepción un vínculo laxo; el pecho percibido se confunde con el pecho alimenticio, objeto de la pulsión. Agréguese el objeto de la identificación, que merecía para Freud un lugar netamente separado. Con la introducción del narcisismo, toda la teoría del objeto es perturbada y enriquecida profundamente. Lacan lo convierte en el momento estructurante inicial del "estadio del espejo", desdoblando al individuo entre un "je" y un "moi" irremediablemente unidos y ajenos. Está, finalmente, el objeto interno estatuido en el duelo melancólico, el objeto introyectado postulado por Melanie Klein, y que Fairbain llamó "estructura endopsíquica". Entre esta casi-instancia del objeto interiorizado y el señuelo puro del fetiche, oscila el tipo de existencia objetal, que se mueve en una zona de oscura ambigüedad.