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He aquí, estimado lector, el arte de nuestros gauchos, que el progreso y el tiempo intentan arrebatarnos y que hoy he querido inmortalizar a través de este libro. En él están los conocimientos que poseen nuestros artesanos del cuero, y sin pretender que el mismo sea un trabajo completo, pocos años dedicados a la actividad artesanal me han permitido reunir lo más importante de este tradicional oficio. La manera ordenada en que fue escrito, facilita la comprensión de las distintas partes que lo forman, ya que si se hubiera hecho de la manera en que los artesanos fueron recogiendo tantos conocimientos, como muchos quizás lo hubieran pretendido, el mismo resultaría un conjunto de cosas mezcladas que no harían de él sino una cosa incomprensible e inapreciable.
Las trenzas, revestidos, costuras, corredores y bombas han sido explicados de manera tal que, con la ayuda de vuestra imaginación y creatividad, pueden continuarse infinitamente, ya que se ha pretendido señalar un comienzo, pero no un final a cada uno de los temas desarrollados. Los datos históricos que en él figuran, los he expuesto por considerarlos un complemento muy importante que merece conocerse. Asimismo, he querido insertar notas que aclaran algunos detalles no menos importantes sobre algunas labores o nos acercan datos interesantes acerca del artesano, sus conocimientos, modo de trabajar, etc.
La artesanía del cuero, encontró aquí el lugar propicio para elevarse y llegar con el transcurso del tiempo a despertar la admiración de argentinos y extranjeros. Nuestro gaucho, tantas veces menospreciado, ha sido ei protagonista de ello.
Su ignorancia y su falta de medios no le impidieron aprender a confeccionar un sinfín de labores de gran belleza y del elevado valor artístico y cultural.
Debemos reconocer que este arte es tan importante como las matemáticas, la geografía o cualquier otra materia que se enseña en nuestras escuelas y, como tal, debemos conocerla, defenderla y darle la difusión que se merece para que llegue a ocupar el lugar que le corresponde. Aprender, reconocer y valorar lo nuestro, es aprender a descubrirnos nosotros mismos, es saber quienes somos, de donde venimos y hacia donde vamos.