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Si no hay lector no hay literatura, ustedes son los que hacen posible la historia imposible. Escribir es un acto de profunda soledad hasta que el escritor se atreve a dar el salto a las palabras y se entrega al dictado silencioso.
Este oficio casi metafísico de trabajar con las palabras sirve para llegar a la otra orilla, como el mensaje de un naufrago dentro de una botella de cristal arrojada a la inmensidad del océano, con la esperanza de que llegue a la otredad, al lector, la tierra prometida de las palabras, donde nunca jamás se las volverá a llevar el viento.
Escribir es un oficio del pensamiento, las palabras son la herramienta alquímica y la imaginación la materia prima, la piedra filosofal de este oficio de escribir que cuando se extrae de las entrañas mismas de la realidad se convierte en arte.
La princesa en las espirales de la luna, es la la historia de un gran amor que traspasa las murallas hechas del tiempo de los siglos para lograr la cercanía, la caricia. La luna en todas sus fases es determinante en esta obra, el hilo conductor del drama, la que devela el misterio y lo oculta a la vez, como un arcano. En resumen. La princesa en las espirales de la luna es una declaración de amor a lo imposible.